Un hombre feliz
Estas semanas en Marruecos han sido una gran experiencia, intensa y sorprendente, que he podido disfrutar junto a otros voluntarios. A pesar de la diversidad de personas que formábamos el grupo, ha sido muy fácil la convivencia y crear amistad entre todos. Probablemente la predisposición de entrega con la que todos íbamos ayudó a crear ese buen ambiente. Una parte importante de lo que he aprendido en este viaje ha sido de mis compañeros. Me ha dado pena tener que separarme del grupo, espero que todo vaya genial la semana que queda.
Aunque Marruecos es un país cercano geográficamente, el cambio cultural es enorme. Sin entrar en detalles, conocer esta realidad te hace darte cuenta de los modos tan diversos que hay de vivir, y también ayuda a reconocer ciertos aspectos comunes a todo ser humano presentes en todas las culturas, religiones, costumbres...
Tanto en Tetuán como en Martil, el desarrollo del trabajo se basa en la lucha contra la pobreza (pobreza económica, cultural, afectiva…), pero siempre colaborando con los pobres y la gente del lugar. No se trata de dar solo dinero, sino de dar tiempo, atención, amor… Como hemos comentado en muchas ocasiones, existe una especie de contradicción por la que dando es como uno recibe, amando al prójimo se siente uno amado.
Aún tengo que digerir todo lo que hemos vivido, porque todo ha sido muy intenso.
Un abrazo a todos, nos vemos en España!
Jose (San Jorge - Madrid)